Poesia y Versos

Desarrapada,mugrienta, descalza.Su esquelético cuerpo,denunciaba a simple vista que casi no recibía alimentos.Sus grandes ojos  de azabache daban una ligera sensación de estar frente a un  profundo abismo inescrutable. Deambulaba por las calles sin que nadie se fijasen su fantasmagórica figura. Las pocas veces que obtenía alimento,se escondía detrás de la parroquia de piedra ,única testigo,de la forma casi grotesca en que solía devorar lo poco que le daba alguna mano caritativa. Era un pueblo indolente,sumido en la miseria de sentimientos,en la ceguera espiritual y en la más absoluta desigualdad social.Era un pueblo dividido drásticamente entre la opulencia exagerada y la pobreza más deprimente.Compuesto por acaudaladas familias cafetaleras,propietarias de grandes extensiones de terrenos dedicados a este cultivo,en cuyas casas reinaba el lujo y el esplendor típicos de estos terratenientes.Llamados por los pobres "El paraíso verde"y en realidad así lo sentían sus propieta

Tocó su soledad mi corazón sensible y fui tras la ilusión que me ofrecía un cúmulo de amor y de alegría quise dar a  su vida ,y no  la quiso. Duro su corazón como una roca ante un sentimiento noble y puro tan solo ha visto en mi la compañía sin compromiso,oportuna y silenciosa. No necesita el  amor...si amar no sabe quien no se ama a sí mismo a nadie ama tan sólo espera recibir favores y obligación  su necedad reclama. De seguro su nómina está llena pues cuida muy bien sus intereses no sabemos las vueltas de la vida desdeñar el amor, sabrá que cuesta. Y es que todos para amar quizá nacieron pero al atesorar riquezas del camino alejaron lo dulce en su destino y el verdadero  amor ya lo perdieron.

Renunciaré a este amor que siendo para mi nunca he tenido que esperándolo tanto no ha llegado. A ese amor ...que es un sueño irrealizable a ese amor que me duele que me ahoga que me quema...me calcina. A ese amor que me ata y me libera que se convierte en silencio...en quimera en angustia y llanto...en espera. A ese amor que me llama que me aleja a ese amor que alumbra en las tinieblas tristes de mi vida. A ese amor que es tormenta que es bonanza que es oleaje violento y esperanza en el crepúsculo inminente de mi vida.

Cuando me haya marchado cuando no esté contigo entre la bruma de mi angustia añoro...no me dejes jamás en el olvido. Cuando me haya marchado cuando no esté contigo escucha mi voz en las canciones y siénteme en un verso que te he escrito. Cuando me haya marchado cuando no esté contigo recuerda que las lágrimas me llevo pero mi amor se queda aquí esparcido.

La música seca mis lágrimas me abraza y me encadena con un arrullo cálido con un llanto de notas que estremece mi alma. ¡Oh miserable angustia ¡oh ilusiones extrañas de quedarme a tu lado sin importarme nada. La música ahora sufre porque mis labios callan notas que van gimiendo notas que van llorando por este dolor mío por este sueño vano. La música nos une con su sublime encanto déjame estar contigo déjame aquí a tu lado con armónicas notas de las manos tomados cual dos enrredaderas silvestres en los campos donde el sol las calienta y la estrellada noche las cubre con su manto. La música nos une la música nos llama mi oído es todo suyo y suyas nuestras almas.

Cada atardecer lo veía pasar. Caminaba despacio como sin deseos de llegar a su destino. Su habitual atuendo lo hacía inconfundible. Un abrigo que daba indicios de haber sido negro en algún tiempo,un viejo sombrero de anchas alas,que muchas veces lo había protegido tanto del inclemente sol como de la lluvia. Llevaba un portafolio gris,el cual sostenía como si temiese perderlo. Era un personaje predecible. La misma ruta ,la misma hora ,la misma indumentaria. Muchas veces me dije_que hombre tan extraño ,nunca me mira y menos me saluda_ bajaba la calle frente a mi casa y se perdía lentamente como un fantasma,como un espíritu errante. Cuatro años y todo seguía igual.Realmente no le conocía.No sabía ni su nombre,pero después de tanto tiempo había nacido en mi un extraño sentimiento que no sabía decifrar. Lo esperaba cada,l día  no sé por qué razón , lo cierto era que ya de manera casi inconsciente salía al pequeño portal para verlo pasar. En esa calle no había nada especial. Una hilera