Cada atardecer lo veía pasar. Caminaba despacio como sin deseos de llegar a su destino. Su habitual atuendo lo hacía inconfundible. Un abrigo que daba indicios de haber sido negro en algún tiempo,un viejo sombrero de anchas alas,que muchas veces lo había protegido tanto del inclemente sol como de la lluvia. Llevaba un portafolio gris,el cual sostenía como si temiese perderlo.
Era un personaje predecible. La misma ruta ,la misma hora ,la misma indumentaria. Muchas veces me dije_que hombre tan extraño ,nunca me mira y menos me saluda_ bajaba la calle frente a mi casa y se perdía lentamente como un fantasma,como un espíritu errante.
Cuatro años y todo seguía igual.Realmente no le conocía.No sabía ni su nombre,pero después de tanto tiempo había nacido en mi un extraño sentimiento que no sabía decifrar. Lo esperaba cada,l día no sé por qué razón , lo cierto era que ya de manera casi inconsciente salía al pequeño portal para verlo pasar.
En esa calle no había nada especial. Una hilera de pequeñas casas con rojizos tejados y diminutos jardines. Al fondo , como a quinientos metros de la última casa, el viejo cementerio que parecía un fantasma calcinado por el sofocante sol del verano.
_¿ Adónde irá cada tarde?_ me preguntaba de cuando en cuando,luego mi curiosidad se desvanecía sin atreverme a preguntárselo.
Esa tarde,en la que el sol estremecía los rojizos tejados me dije_hoy le esperaré y sabré quien es y a donde va _salí a mi pequeño portal diez minutos antes de la hora habitual en que solía pasar el misterioso hombre. Miré varias veces con insistencia hacia el lugar donde por donde solía aparecer ;fue entonces que lo vi...no al misterioso personaje,sino al pequeño cortejo fúnebre ,compuesto por dos flamélicos muchachos ,media docena de mujeres con raídos vestidos cubriéndose el rostro con delgados pañuelos negros y, un hombre mayor que conducía la carreta tirada por un decrépito jamelgo de paso tan lento,que me hizo recordar a mi desconocido amigo.
El cuadro no podia ser mas deprimente,triste,lúgubre. Estaba a punto de retroceder para no seguir presenciando la escena,cuando mi mirada se posó sobre el negro ataúd que estaba colocado dentro de la carreta,estuve a ponto de caer...mis piernas se negaban a sostenerme ;sobre el ataúd estaba el viejo sombrero de anchas alas que yo conocía muy bien . Entonces solo pude susurrar o creí que lo hacía_¡Y LO ESPERÉ_! .
Era un personaje predecible. La misma ruta ,la misma hora ,la misma indumentaria. Muchas veces me dije_que hombre tan extraño ,nunca me mira y menos me saluda_ bajaba la calle frente a mi casa y se perdía lentamente como un fantasma,como un espíritu errante.
Cuatro años y todo seguía igual.Realmente no le conocía.No sabía ni su nombre,pero después de tanto tiempo había nacido en mi un extraño sentimiento que no sabía decifrar. Lo esperaba cada,l día no sé por qué razón , lo cierto era que ya de manera casi inconsciente salía al pequeño portal para verlo pasar.
En esa calle no había nada especial. Una hilera de pequeñas casas con rojizos tejados y diminutos jardines. Al fondo , como a quinientos metros de la última casa, el viejo cementerio que parecía un fantasma calcinado por el sofocante sol del verano.
_¿ Adónde irá cada tarde?_ me preguntaba de cuando en cuando,luego mi curiosidad se desvanecía sin atreverme a preguntárselo.
Esa tarde,en la que el sol estremecía los rojizos tejados me dije_hoy le esperaré y sabré quien es y a donde va _salí a mi pequeño portal diez minutos antes de la hora habitual en que solía pasar el misterioso hombre. Miré varias veces con insistencia hacia el lugar donde por donde solía aparecer ;fue entonces que lo vi...no al misterioso personaje,sino al pequeño cortejo fúnebre ,compuesto por dos flamélicos muchachos ,media docena de mujeres con raídos vestidos cubriéndose el rostro con delgados pañuelos negros y, un hombre mayor que conducía la carreta tirada por un decrépito jamelgo de paso tan lento,que me hizo recordar a mi desconocido amigo.
El cuadro no podia ser mas deprimente,triste,lúgubre. Estaba a punto de retroceder para no seguir presenciando la escena,cuando mi mirada se posó sobre el negro ataúd que estaba colocado dentro de la carreta,estuve a ponto de caer...mis piernas se negaban a sostenerme ;sobre el ataúd estaba el viejo sombrero de anchas alas que yo conocía muy bien . Entonces solo pude susurrar o creí que lo hacía_¡Y LO ESPERÉ_! .
Comentarios